El vínculo tucumano con el jazz se remonta a los orígenes de la difusión internacional del género, pero pocas veces como ahora hay tantas propuestas de bandas locales y opciones para escucharlas.

En ese universo se recorta Afronautas, la formación que integran desde hace menos de dos años Raúl Villagra en guitarra, José Terol en bajo y Simón Pérez en batería, para desplegar composiciones de autores clásicos del be bop en adelante. La repercusión lograda en sus presentaciones los llevó a estar a punto de terminar de grabar su primer CD.

La selección de temas podrá escucharse esta tarde, desde las 19, en Nuevo Mundo Parador, el espacio ubicado en la ruta hacia Villa Nougués, enfrente del country La Arboleda. “No teníamos una preferencia a la hora de armar el proyecto con respecto a la cantidad de integrantes; se le dió importancia a la afinidad entre lo musical y lo humano”, reivindica Terol.

El músico reconoce que el género está atravesando un momento interesante en Tucumán: “en estos últimos tiempos se pudo notar una diferencia en la llegada hacia el público en general, ya sea en vivo o desde sus casas; el oyente tucumano logra identificarlo y es capaz de disfrutar un show sin antes haber oído una canción, e inclusive gozar los momentos de improvisación plena que hacen al estilo en sí”. “Es bastante notable que el jazz tiene otra fuerza en la difusión respecto a otros años. Mucho se le debe a la gente joven, que se interesa tanto en escucharlo como en animarse a aprender a interpretarlo”, agrega.

El bajista considera que toda interpretación lleva la impronta cultural de quien la hace, más allá de las características propias del estilo y la forma elegida por el compositor. “Para que sea jazz, primero es importante respetar ciertas formas y un lenguaje especifico que hace que el género sea tal. Después, en el momento de la ejecución y desde un punto de vista personal, es imposible que no suene tucumano por el bagaje cultural que cada uno lleva encima. Eso hace al sonido final. También es posible pero por momentos puede llegar a ser jazz puro, en instantes dentro de las canciones que uno interpreta. Pero sí es complicado encontrar algo totalmente puro en un proyecto actual”, admite en el diálogo con LA GACETA.

Al tiempo de evaluar 2020, Terol reconoce que fue un año difícil, pero rescata el lado positivo: “se pudo ahondar más en los conocimientos  previos e interiorizarse en el sonido personal de cada uno; también aprendimos a trabajar con las redes sociales de otra manera y hasta pudimos hacer conciertos por streaming, con muy buenos resultados en lo que respecta a la promoción de la banda”.